Hace 75 años
En plena II Guerra
Mundial,
varó buque japonés en Mollendo
Por:
César Coloma Porcari
Presidente
del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo
En plena II Guerra
Mundial, llamó mucho la atención que varara en Mollendo un buque carguero
japonés. Ello ocurrió al amanecer del 25 de mayo de 1941 y constituyó un hecho
histórico de gran importancia, en ese momento, por la guerra que tenía lugar en
Europa. No importa si la tripulación del barco se encontraba haciendo
ejercicios pre-bélicos o no, ya que el accidente fue real y el buque permaneció
varado en Mollendo casi cinco meses, con toda su tripulación.
Toda
la información referente a este acontecimiento se encuentra registrada en la
obra titulada “El vapor japonés Arima Maru encallado en Mollendo en la II
Guerra Mundial”, de don Guillermo W. Coloma Elías, y publicada por el Instituto
Latinoamericano de Cultura y Desarrollo. Es la primera vez que aparece la
información veraz y documentada sobre este asunto, por lo cual el libro será
muy útil para diversos trabajos de investigación.
Se
debe tener presente que el accidente sufrido por el vapor “Arima Maru”, de
propiedad de la empresa naviera japonesa Nippon Yusen Kaisha, se registró en la
prensa nacional y generó un gran interés en los lectores. Los diarios de
Arequipa (“El Pueblo”, “El Deber” y “Noticias”), y de Lima (“El Comercio”, “La
Crónica” y “La Prensa”), ofrecían información sobre este hecho y cómo se
trataba de desencallar, infructuosamente, el buque.
El
puerto de Mollendo, en ese momento, era un punto importante del comercio
marítimo mundial y estaba servido por siete grandes compañías de vapores (alemana,
holandesa, inglesa, italiana, norteamericana y japonesa, y la Compañía
Sudamericana de Vapores).
La
naviera japonesa Nippon Yusen Kaisha unía a Mollendo con Osaka, Kobe y Yokohama
(en el Japón), Hong Kong, Hawaii, California, México, Centro América y Sud
América. Esta empresa fue representada en el Perú, inicialmente, la casa W. R.
Grace & Co., y más tarde, por Ostern y Cía., cuyo agente en Mollendo era
Riecken y Cía., y era propietaria del vapor “Arima Maru”, así como del “Takaoka
Maru” y del “Sakito Maru”.
En
“El Pueblo” N° 12342, de Arequipa, lunes 26 de mayo de 1941, página 3, bajo el
titular de “Un barco japonés encalló en la bahía de Mollendo / A causa de la
neblina y la corriente marina”, afirmaban que la nave tenía 4,326 toneladas de
registro y 7,300 toneladas de desplazamiento, e indicaban que en Mollendo debía
cargar minerales para transportarlos al
Japón.
Un
diario limeño informaba que “Todos los autos y ómnibus conducen miles de
curiosos hasta la altura donde se halla el ‘Arima Maru’, que es entre el
kilómetro 6 y 7, desde Mollendo”. Agregaban que inclusive “The Peruvian
Corporation pondrá un tren de recreo desde Arequipa para presenciar el
espectáculo”.
El
vapor “Takaoka Maru” llegó del Callao con el fin de rescatar al “Arima Maru”, pero
regresó a ese puerto en busca de cables de acero y otros materiales necesarios para
el salvataje, que no consiguieron en las casas comerciales de Mollendo. Es
importante tener presente que, además de los sesenta y dos tripulantes del
“Arima Maru” que bregaban por salvar el barco, en Mollendo, un “gran número de
obreros de este puerto, trabajan en las maniobras de salvamento”.
A
su regreso a Mollendo, el “Takaoka Maru” continuó su labor de salvataje. Pero,
infortunadamente, el 6 de junio de 1941 murieron ahogados dos tripulantes de
ese barco, cuando trataban de rescatar al vapor “Arima Maru”. Ellos se
encontraban en un bote del “Takaoka”, dedicados a amarrar al “Arima” con unos
cables de acero, a las anclas fondeadas con ese objeto, y fueron arrollados por
el oleaje.
Se
pudo rescatar solamente a uno de los cadáveres. El otro se perdió en las
turbulentas aguas. El sepelio del tripulante fue solemne y se realizó con todo
el ceremonial budista, lo cual es algo muy curioso en el Perú, en donde no
existía libertad de cultos. La procesión fúnebre pasó por la calle de las
Huertas y siguió su camino hasta el Cementerio mollendino. Allí descansan los
restos del marinero japonés.
Luego
de esta tragedia, llegó el vapor “Sakito Maru”, con varios técnicos japoneses,
y trayendo equipos para el rescate del ‘Arima Maru’. Y, por fin, el 15 de
septiembre de 1941, después de haber permanecido varado ciento catorce días en
Mollendo, el “Arima Maru” fue puesto a flote por el “Sakito Maru”, siendo
remolcado hasta el Callao, y de allí hasta Yokohama (Japón).
El
24 de septiembre de 1941, el “Sakito Maru” zarpó con destino al Callao,
remolcando al “Arima Maru”. Dos días después arribaron allí, donde el “Arima” fue
parcialmente reparado. Y el 9 de octubre
de 1941 partieron con rumbo a Yokohama. Finalizó así esta odisea que duró
ciento treinta y ocho días, del 25 de mayo al 9 de octubre de 1941, y que llamó
la atención de los peruanos, los cuales, de manera permanente, manifestaron su solidaridad
y apoyo a todos los japoneses afectados por el infortunio.
Los
vapores “Arima Maru”, “Sakito Maru” y “Takaoka Maru”, fueron requisados por el
gobierno del Japón para ser incorporados a la Marina Imperial. Los tres
participaron en la II Guerra Mundial y fueron hundidos por submarinos
norteamericanos, como se detalla en el libro. El “Arima Maru” fue torpedeado y
hundido el 3 de abril de 1943, en el Océano Pacífico.
La
II Guerra Mundial fue iniciada por la Alemania Nazi el 1 de septiembre de 1939.
El Japón había venido conquistando grandes áreas del continente asiático, en
especial, en la China, pero no había tomado parte en esa Guerra y mantenía relaciones
diplomáticas y comerciales normales con los Estados Unidos, Gran Bretaña y las
naciones latinoamericanas.
Pero
las relaciones entre el Japón y los Estados Unidos se fueron deteriorando,
llegándose a restringir el comercio entre ambas naciones. Y el 7 de diciembre
de 1941 el Japón atacó la base naval norteamericana de Pearl Harbour, en las islas
Hawaii. Desde ese momento el Japón participó en la II Guerra Mundial, junto a
los países del Eje (Alemania e Italia). El Perú rompió relaciones con esos
países, el 24 de enero de 1942.
El
gobierno japonés debería recordar, siempre, que en Mollendo la población le
brindó todo el apoyo que pudo, a los tripulantes y oficiales del barco
encallado, durante los casi cinco meses que estuvo varado en sus playas. Por
ello, para solemnizar las relaciones fraternas entre el Perú y el Japón,
debería levantarse un “Torii” monumental, de estilo tradicional, en el lugar
exacto del accidente, como un símbolo de paz y amistad.
Este
“Torii” se constituiría en un gran atractivo cultural para el balneario
mollendino y sería un punto de interés turístico de gran importancia en el Sur
del Perú. Por ello es muy importante que el Centro Cultural Peruano-Japonés
haya organizado una ceremonia pública en la cual le manifestaron su
agradecimiento al pueblo de Mollendo, por su amistad y fraternidad con los
japoneses que acogieron en el puerto.
(Publicado
en “El Pueblo”, Arequipa, sábado 4 de junio de 2016, p. 8).
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de Guillermo W. Coloma Elías